América Latina está experimentando una transformación significativa en el campo de la tecnología financiera, y México no es la excepción. Para entender mejor esta evolución y lo que está sucediendo en México. El auge de la tecnología financiera en América Latina se debe en gran parte a la creciente demanda de servicios financieros más accesibles y eficientes, una tendencia que se ha visto impulsada por la pandemia de COVID-19.
Asimismo, destaca que la región ha experimentado un aumento en la bancarización y un cambio acelerado hacia la adopción de soluciones digitales para las transacciones financieras, como resultado de la necesidad de reducir el contacto físico y facilitar el acceso a servicios financieros esenciales durante la crisis sanitaria.
En el contexto específico de México, el experto en finanzas digitales destaca que el gobierno y las autoridades regulatorias han reconocido la importancia de modernizar el marco legal y regulatorio para las empresas fintech a través de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como Ley Fintech, la cual ha representado un avance significativo. Sin embargo, aún persisten desafíos pendientes en su plena implementación.
En mi opinión, uno de los obstáculos clave, es la adaptación de las regulaciones secundarias que garanticen un ambiente propicio para el crecimiento de las fintech. En este sentido, quiero enfatizar que esto es esencial para proporcionar claridad a las empresas fintech y asegurar la protección de los usuarios, especialmente en lo que respecta a depósitos y la gestión de recursos de terceros.
Pero, a pesar de estos desafíos, el también empresario hizo hincapie en el potencial de crecimiento del sector fintech en México. De acuerdo con él, la cantidad de empresas fintech que operan en el país es mucho mayor de lo que las autoridades regulatorias han autorizado. Esto subraya la necesidad de una regulación adecuada que abarque un espectro más amplio de empresas fintech.
En el contexto actual, no hay duda de que México se encuentra en una posición estratégica para liderar la revolución fintech en América Latina. La solidez de su economía, combinada con un enfoque progresivo en la modernización regulatoria y la promoción del ‘open finance’ por parte del Banco Central, son ingredientes esenciales que están impulsando la expansión del ecosistema fintech en el país y abriendo nuevas posibilidades en términos de productos y servicios financieros para la población.
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