Con la llegada del mundo virtual surgen nuevas preguntas sobre cómo preservar los derechos humanos y corporativos en un espacio descentralizado y en constante evolución, a los que se ha denominado como “derechos digitales” y que deberán establecerse a la brevedad.

 

Los derechos humanos han tenido durante mucho tiempo una relación problemática con las plataformas digitales, donde las normativas y directrices no siempre protegen las mismas directrices que en el mundo real.

 

Un ejemplo de lo anterior, podría ser la libertad de expresión, que ha llegado a límites en donde justificada en la permisión en internet, ha derivado en nuevas problemáticas propias de la era digital como el ciberacoso o el abuso digital.

 

Datos presentados por investigadores del Center for Countering Hate, revelaron que en Facebook cada 7 minutos se registra al menos un incidente de abuso o acoso cometido a través del chat de realidad virtual.

 

Ante esta situación Meta introdujo un límite personal por defecto que impide que los avatares se acerquen a menos de 1 metro de distancia en los espacios Horizon Worlds y Horizon Venues. 

Asimismo, de acuerdo con The New York Times, la empresa ha invertido 50 millones de dólares en investigación global para anticiparse a los riesgos de seguridad y desarrollar sus productos metaversos de forma responsable.

 

El universo virtual, como entorno descentralizado de Internet, tiene el potencial para impulsar ciertos derechos y perjudicar otros. La normalización de los derechos digitales en el Metaverso plantea hoy diversos problemas, dado que cada ciberespacio creado se regirá por las normas que apliquen de manera individual los desarrolladores y creadores del contenido digital.

 

Este concepto también traerá consigo un mayor anonimato para los individuos que experimenten con la web, lo cuál deberá ser atendido de manera integral por todos los participantes del Metaverso, tanto desarrolladores como empresas y usuarios, pues un mayor nivel de anonimato en prácticamente cualquier entorno, podría dar paso al surgimiento de nuevas formas de acoso en espacios digitales e inmersivos.

 

Aunque el Metaverso pretende ser una tecnología de la Web 3.0 que devuelva el control del contenido a los usuarios, también deberán existir normas y estándares que permitan la generación de espacios seguros y confiables para todos.

 

Es necesario plantearse cuánta libertad debe tener la gente a la hora de compartir contenidos e interactuar con otros en línea y qué medidas deben aplicarse para proteger a personas de distintas edades y procedencias en el entorno inmersivo. Además, habrá que determinar hasta qué punto se permitirá el anonimato en el espacio virtual y cuándo no para proteger los derechos de los demás.

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